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A CONTRAPARED: Un Déjà Vu de Alta Gama

A contrapared

Si pensábamos que lo del World Padel Tour era el pico del drama, resulta que solo estábamos en la primera temporada de esta serie de terror jurídico-deportivo. Premier Padel llegó prometiendo libertad y crecimiento, pero al final, los jugadores han pasado de un contrato con letra pequeña a otro donde ni con lupa ves la salida de emergencia. La PPA (Professional Padel Association), la asociación de jugadores, está en pie de guerra porque, sorpresa, los que se juegan la vida en la pista vuelven a ser los últimos en enterarse de las decisiones que afectan su carrera.

El Boicot: Un Puñetazo en la Mesa (y en la Organización)

Los jugadores masculinos decidieron darle un portazo a Premier Padel y no inscribirse en el P2 de Gijón. ¿Por qué? Porque les están cambiando las reglas a mitad de partido y sin preguntarles. La PPA denuncia que la organización ha reducido el cuadro principal de los torneos, ha metido más partidos en menos días y ha impuesto una agenda imposible sin dar opción a negociar. Básicamente, los tienen corriendo de torneo en torneo como si fueran ratas en una rueda… y sin preguntarles si querían ser ratas.

Gijón se quedó sin los mejores jugadores masculinos del mundo, y en Cancún P2 pinta parecido: el top 100 sigue plantado, salvo Lebrón y Stupa, que han decidido jugar tras un detallado informe legal que básicamente les dijo que podrían acabar más jodidos que una pala de 50€ después de una semana en una pista de cemento.

¿Hemos cambiado de cárcel o de carcelero?

Esto ya lo vivimos con el World Padel Tour. Aquel circuito también apretó las tuercas hasta que los jugadores dijeron basta. Promesas incumplidas, amenazas de demandas y una cláusula de exclusividad que tenía menos salida que una volea mal pegada. Se suponía que Premier Padel era la salvación, pero el guion se repite y los jugadores vuelven a ser los últimos monos del sistema.

El problema de fondo es que Premier Padel no es solo un circuito: es también el negocio de la FIP (Federación Internacional de Pádel). Básicamente, los mismos que ponen las reglas, organizan el tinglado y reparten los premios. ¿Conflicto de intereses? Llamémoslo como queramos, pero huele raro. Muy raro. Es como si el VAR estuviera patrocinado por la empresa que hace la retransmisión del partido (guiño guiño).

Lebrón y Stupa: ¿Héroes, Villanos o Rehenes?

El boicot parecía sólido hasta que Juan Lebrón y Franco Stupaczuk decidieron inscribirse en Cancún. ¿Los han comprado? ¿Han traicionado la causa? ¿O simplemente han hecho lo que haríamos todos si viéramos peligrar nuestro futuro laboral? Stupa sacó un comunicado donde básicamente dijo “he hablado con mis abogados y si no juego, me pueden hacer un traje de juicios y multas”. No suena a decisión libre, suena a que alguien ha metido presión y no ha sido su entrenador.

Si la única forma de hacer que los jugadores participen en torneos es amenazar con sanciones, demandas o consecuencias económicas, esto no es un circuito profesional. Es un secuestro con bonus por jugar.

¿Cómo acaba esto? Spoiler: Mal

Lo de Gijón fue un golpe duro para Premier Padel, pero lo de Cancún es aún más feo. Si un torneo del circuito principal se convierte en un Challenger con pista de lujo, el problema no es solo de los jugadores, es del deporte entero. Esto no es crecimiento, esto es gestión de crisis con tiritas.

Los jugadores no quieren más dinero, quieren ser tratados como profesionales y no como figurantes de un show donde la FIP y Qatar Sports Investments mueven los hilos. Si Premier Padel no empieza a dialogar en serio, lo que nació como el futuro del pádel se va a convertir en otro WPT, pero con más palmeras y menos diálogo.

Y mientras tanto, en la pista… ah, no. Que en Cancún no hay casi nadie.

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